Escribir e interpretar para la escena hoy.

Podemos enunciar con cierta facilidad un puñado de reglas sobre interpretación y dramaturgia, podemos anotarlas en un cuaderno, aprenderlas de memoria y recitarlas como una oración. Eso no nos hace saber. A hacer teatro se aprende haciéndolo. El conocimiento lo da el experimentar en uno mismo la validez o no de esas reglas; equivocarse; entrenar la intuición, la atención y la imaginación. Y no hay fórmulas. Por mucho que algunos libros y profetas nos quieran convencer de ello, no las hay. Herramientas sí, y reglas, y gente que se enfrentó antes que nosotros a idénticos problemas y encontró sus propias soluciones; pero fórmulas no. Cada cual tiene que encontrar su propia manera de hacer.
Por eso, escribiremos desde la escena. A través de esta escritura, entenderemos la naturaleza de la acción dramática, de la interpretación escénica y de la vida, con sus mentiras, su tropiezos, sus verdades y sus milagros.

Contenidos:
La creación del lugar desde el que el personaje puede apare(s)er.
El personaje y la herida.
Descubrir,  no inventar. 
Los personajes se descubren en relación y, por tanto, en acción.
Esa cosa llamado acción (dramática).
Procedimientos (obediencia y desobediencias): El objetivo/obstáculo el rey de los procedimientos.
Otros procedimientos.
La comedia no existe (para el personaje)
Transparencia (los personajes son más interesantes cuando dicen la verdad)
Lo mejor y lo peor que le pueda pasar al personaje (o el arco dramático).

Resumen: “Encuentra tu marca, mira a tu compañero a los ojos, y di la verdad.” (James Cagney).